Las monedas del yacimiento visigodo de València la Vella (Riba-Roja de Túria)
Òscar Caldés
2019
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Las monedas del yacimiento visigodo
de València la Vella
(Riba-roja de Túria)
Òscar Caldés
Introducción y metodología
El panorama numismático del territorium de Valentia en
época tardía (siglos v y vii dC) es uno de los que más evolución ha tenido a lo largo de las últimas décadas en el ámbito peninsular. A la revisión de las piezas procedentes de
la Punta de l’Illa de Cullera, se suman ahora las monedas
encontradas en el yacimiento tardoantiguo de València la
Vella. Las monedas de València la Vella, yacimiento analizado ampliamente por sus directores en el apartado correspondiente en esta publicación, son el objeto de estudio de estas páginas y contribuyen a aumentar la muestra
existente de monedas de la época de forma destacada, ya
que se han recuperado más de un centenar de monedas,
◁ 1-2: Monedas romanas de la dinastía constantiniana fragmentadas
o recortadas; 3: Nummus vándalo; 4: Nummus de Justiniano;
5: Nummus africano vándalo o bizantino; 6: Tremís de Leovigildo
acuñado a nombre de Justino II; 7: Tremís forrado de Leovigildo
de Toledo; 8: Nummus visigodo del tipo 3 de R. Pliego; 9: Nummus
visigodo del grupo 7 de R. Pliego; 10: Nummus visigodo del grupo 5
de R. Pliego. Todas las monedas se reproducen a doble tamaño.
solamente en 2018, la inmensa mayoría de ellas circularon
en el momento de actividad del yacimiento.
En la campaña de 2016 se recuperaron tres monedas, dos parecían responder a sendos nummi tardíos,
mientras que otra aparentaba ser una moneda del Bajo
Imperio romano (siglo iv dC).
En la campaña de 2018, se utilizó un detector de metales, como herramienta auxiliar durante las excavaciones
arqueológicas y con toda su metodología asociada. Lo
primero que se hizo fue extender y prospectar las terreras
de las campañas anteriores, para comprobar si alguna
pieza metálica había pasado inadvertida en los sondeos
ya abiertos de la excavación, y se confirmó que así era.
Sin embargo, la mayoría de los objetos recuperados eran
monedas de pequeño tamaño, con lo que no resulta difícil
que pasaran inadvertidas, lo que evidenció todavía más el
uso necesario de este tipo de herramientas en campaña.
Además de prospectar las zonas que se estaban excavando y sus terreras, se realizó una batida superficial
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de todo el yacimiento con el detector de metales. En
teriores, y muchas de ellas aparecen muy fragmentadas
diversos puntos se constató la presencia de agujeros
o recortadas, sin que se apreciara siquiera el nombre del
propios de expoliadores, que evidenciaron el grado de
emperador que las acuñó y sin molestarse en que apa-
vulnerabilidad del lugar. Complementando el uso del de-
reciera su busto completo. A pesar de que algunas leyes
tector de metales se georreferenciaron todas las piezas
de los siglos v y vi dC prohibían conservar las piezas de
aparecidas con un GPS topográfico, por lo que se sabe
los siglos anteriores, vemos que estas no son respetadas,
perfectamente el contexto espacial en el que aparecieron
por lo que aparecen además monedas, en teoría, desmo-
estas piezas y, a pesar de que hoy en día las zonas donde
netizadas siglos atrás, como un AE2 de la segunda mitad
aparecieron no estén excavadas, su contexto estratigráfi-
del siglo iv dC. La mayoría de piezas del siglo iv dC están
co podrá recuperarse en un futuro.
acuñadas durante la dinastía constantiniana, y más concretamente, entre los años 325-361 dC. Sorprende el buen
Las monedas de la campaña de 2018
estado general en el que se hallan estas monedas, a pesar
La inmensa mayoría de elementos metálicos recupe-
de encontrarse en contextos más de dos siglos posterio-
rados en València la Vella son monedas, y, aunque estas
res a su acuñación, síntoma de que probablemente mu-
piezas se encuentran en proceso de restauración y estu-
chas eran atesoradas o conservadas con mayor cuidado
dio, es posible adelantar que, de un total de 133 ejempla-
que el numerario posterior. Entre ella destaca la ausen-
res aparecidos, al menos 120 pertenecen a los siglos que
cia de monedas romanas del siglo v dC, más teniendo
van del ii aC al vii dC. Entre ellas se recuperaron cierto nú-
en cuenta de que en Punta de l’Illa de Cullera se docu-
mero de monedas fechables entre los siglos ii aC y iii dC,
mentaron unos seis ejemplares, aunque en un estado de
incluyendo ibéricas y romanas del Alto Imperio, que pu-
conservación bastante precario. Sin embargo, en ambos
dieron haber circulado junto a numerario posterior, ya en
yacimientos hay cierta presencia de moneda vándala,
época visigoda, como evidencian la fragmentación y los
acuñada en África entre los siglos v y vi dC. Diversos ejem-
recortes de algunas zonas de las monedas.
plares con tipologías variadas se recuperaron en València
Sin duda, el siglo iv dC es uno de los que aporta más
la Vella durante la campaña de 2018, entre los que desta-
numerario al asentamiento visigodo de València la Vella.
caron los que presentan en el reverso una victoria o una
Su abundancia no parece responder a un teórico asenta-
cruz rodeada de una corona.
miento previo, sino a su perduración en el numerario de
Curiosamente, las emisiones bizantinas, representa-
la época, desde el siglo iv dC hasta los siglos vi y vii dC.
das solamente por la ceca de Cartago, son las monedas de
Este es un fenómeno constatado en muchos yacimientos,
los siglos vi y vii dC que más aparecen en València la Vella,
no solo peninsulares, sino del Mediterráneo en general.
incluso superando en proporción a los bronces visigodos,
Son monedas de mayor tamaño que las de los siglos pos-
de los que se hablará más adelante. Entre los ejempla-
106 /
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res bizantinos destacan los que hacen referencia al año
de reinado de Justiniano I (539-541 dC), con la leyenda
«VOT XIII» o «VOT XIIII». Además, en un contexto superficial, apareció un conjunto monetario con valor de seis
nummi compuesto por un pentanummium de Justiniano I
de Cartago y otro nummus frustro de los siglos iv y v dC.
Hay toda una serie de monedas de difícil adscripción
que muestran un crismón o un estaurograma en el reverso.
Casi con total certeza son acuñadas en África, pero la autoría todavía está discutida entre los que la asignan al mundo
vándalo o al bizantino. Aunque no es posible determinar
su adscripción, probablemente tanto las monedas de este
Vista interior de la muralla de València la Vella desde la acrópolis.
grupo incierto, como las vándalas y bizantinas, llegan a través del Imperio de Oriente. Pero no es posible distinguir si
sible acceso asociado a la parte superior de las defensas.
llegan al yacimiento visigodo de València la Vella por inte-
Gracias al uso del detector de metales se recuperó una de
racción comercial entre bizantinos y visigodos o si llegan
ellas en estrato arqueológico, se trataba de un tremís vi-
por botín de conquista de estos últimos sobre los primeros.
sigodo de la época de Leovigildo, aunque está acuñado a
El conjunto de moneda visigoda recuperado es in-
nombre del emperador bizantino Justino II (565-578 dC).
teresante debido a su escasez general en el registro ar-
En el anverso presenta un busto esquematizado a dere-
queológico. Su grado de conocimiento experimentó un
cha con cruz en la vestimenta a la altura del pecho y la
aumento después de la publicación del libro de las mo-
leyenda imitativa de Justino II y en el reverso con una vic-
nedas visigodas de cobre publicado por M. Crusafont y los
toria avanzando a derecha, con la imitación de la leyenda
estudios realizados recientemente por B. Mora o R. Pliego,
«VICTORIA AVGVSTORVM». Esta moneda parece indicar
que presentan divergencias en lo que respecta a la auto-
que la fecha fundacional propuesta para València la Vella
ría de estas piezas, con lo que sigue siendo un apartado
en la segunda mitad del siglo vi dC, durante el reinado de
de la investigación del mundo tardío todavía incipiente.
Leovigildo, es la correcta.
Respecto a las monedas visigodas halladas en València la
La otra moneda de oro fue recuperada en la terrera
Vella, hay que diferenciarlas en dos grupos: las monedas
del mismo sector, sin poder asignarle unidad estratigrá-
de oro y las monedas de base de cobre.
fica. Se trata de un tremís falso de época, con interior de
Se recuperaron dos tremises de oro, ambos en la
bronce y forrado con una fina capa de oro. Está acuñado a
zona interior anexa a la muralla y que cuenta con un po-
nombre de Leovigildo y la ceca que consta en la moneda
Las monedas del yacimiento visigodo de València la Vella. Óscar Caldés
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es Toledo. Cronológicamente puede datarse en momen-
gran controversia, y el conjunto recuperado en València
tos posteriores al 584 dC, cuando tuvo lugar la reforma
la Vella trastoca la visión que se tenía de estos ejempla-
emprendida por Leovigildo en la que se fijó la tipología
res. Es necesario comparar el conjunto aparecido en este
del busto de frente, tanto para el anverso como para el
yacimiento con otros de época coetánea para observar
reverso, y que aparecen ambos en esta moneda.
la variedad de proporciones de uno y otro grupo para in-
El otro grupo, la moneda visigoda de bronce, está
tentar obtener datos más claros sobre estas piezas, para
constituida, al menos, por diez ejemplares. Por un lado,
lo que resulta imprescindible la ayuda de un detector de
destaca el grupo del monograma de la «M» en el rever-
metales en excavaciones de los siglos vi y vii dC.
so, con cuatro monedas y atribuido por M. Crusafont a
Emerita, planteamiento bastante discutido por traba-
Conclusiones
jos posteriores, debido a que la mayoría de ejempla-
En estas conclusiones quiero remarcar, de nuevo, la
res han aparecido en la zona sevillana y muy pocos en
importancia de utilizar un detector de metales con toda
Extremadura. Un ejemplar ha aparecido en un vertedero
su metodología asociada como herramienta comple-
fuera de las murallas, en principio datado en el siglo vii
mentaria durante las campañas de excavación. La época
dC. Otro grupo representado es el de la cruz con glóbulos
tardía es una en las que resulta más importante su uso,
en el reverso, del que han aparecido dos ejemplares, uno
debido a que las monedas suelen pesar menos de un gra-
en el mismo contexto de vertedero, asociado a la moneda
mo y medir menos de un centímetro, siendo sumamente
del monograma en «M». Asignadas al grupo de visigodas
difícil recuperar estos elementos durante la excavación
por M. Crusafont, propone Córdoba como ceca, aunque
sin el uso de una criba o aparatos de detección metálica.
recientemente algunos autores han propuesto que se
Para acabar este pequeño avance al estudio de las
pueda tratar de una acuñación bizantina de Málaga. El
monedas de València la Vella, hay algunos rasgos genera-
último grupo es el del busto con cetro en el anverso y mo-
les que merecen la pena ser comentados.
nograma en el reverso, que M. Crusafont data a partir del
Las monedas ibéricas y romanas altoimperiales en
reinado de Wamba (segunda mitad del siglo vii dC), plan-
València la Vella podrían no formar parte de contextos
teamiento apoyado por R. Pliego. M. Crusafont propone
tardíos, ya que al no aparecer ninguna de ellas en estra-
Toledo como ceca para esta tipología. De este grupo han
to, existe la remota posibilidad de que sean fruto de una
aparecido cuatro ejemplares, uno de ellos de nuevo en el
frecuentación de la zona todavía no documentada a ni-
vertedero extramuros, y alguno de ellos con un excepcio-
vel estratigráfico y que podría darse entre los siglos ii aC
nal estado de conservación.
y ii dC. A pesar de que algunas piezas presenten carac-
Los lugares de acuñación, la autoría y la cronología
terísticas que hacen pensar que circularon más de cinco
de estas monedas de cobre es un aspecto que genera
siglos después de su acuñación, como fragmentaciones
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o recortes, sería necesario un estudio más detallado de
estas piezas.
Las monedas del siglo iv dC no presentan dificultades para llegar en abundancia hasta contextos de época
visigoda, como queda atestiguado en multitud de yacimientos de la costa Mediterránea, como es el caso de
Punta de l’Illa de Cullera o la zona de Málaga. A pesar de
que el alto porcentaje de estas piezas está en consonancia con lo esperado para este momento de los siglos vi y
vii dC. existe, a diferencia de los otros yacimientos mencionados, un marcado descenso de emisiones romanas
posteriores a la dinastía constantiniana.
Sin duda, los ejemplares más interesantes por su escasez son los de los siglos v y vii dC. Hemos de interpretar
que en este yacimiento el pequeño porcentaje de moneda vándala aparece debido a que seguramente lo introduzcan los bizantinos en la Península, acompañando a
sus propias producciones, sobre todo las de Justiniano I,
monedas bizantinas estas que son muy abundantes y
superan en número a las visigodas de cobre. Justo estas
pequeñas monedas visigodas representan un interesante
conjunto, debido a su escasez en el registro arqueológico.
Las monedas de oro complementan este sistema visigodo, y ambas, incluida la falsificación de época, remiten a
la segunda mitad del siglo vi aC, cuando probablemente
se construye el asentamiento de València la Vella.
Lo que queda claro es que el yacimiento de València
la Vella es y será referencia para la numismática tardía
del territorium de Valentia, debido a que apenas está ex-
Tremís, forrado de oro, datado en época de Leovigildo
aparecido en València la Vella, en 2018.
cavado y, con seguridad, aparecerán más monedas en
futuras campañas.
Las monedas del yacimiento visigodo de València la Vella. Óscar Caldés
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Las monedas del yacimiento visigodo
de València la Vella
(Riba-roja de Túria)
Òscar Caldés
Introducción y metodología
El panorama numismático del territorium de Valentia en
época tardía (siglos v y vii dC) es uno de los que más evolución ha tenido a lo largo de las últimas décadas en el ámbito peninsular. A la revisión de las piezas procedentes de
la Punta de l’Illa de Cullera, se suman ahora las monedas
encontradas en el yacimiento tardoantiguo de València la
Vella. Las monedas de València la Vella, yacimiento analizado ampliamente por sus directores en el apartado correspondiente en esta publicación, son el objeto de estudio de estas páginas y contribuyen a aumentar la muestra
existente de monedas de la época de forma destacada, ya
que se han recuperado más de un centenar de monedas,
◁ 1-2: Monedas romanas de la dinastía constantiniana fragmentadas
o recortadas; 3: Nummus vándalo; 4: Nummus de Justiniano;
5: Nummus africano vándalo o bizantino; 6: Tremís de Leovigildo
acuñado a nombre de Justino II; 7: Tremís forrado de Leovigildo
de Toledo; 8: Nummus visigodo del tipo 3 de R. Pliego; 9: Nummus
visigodo del grupo 7 de R. Pliego; 10: Nummus visigodo del grupo 5
de R. Pliego. Todas las monedas se reproducen a doble tamaño.
solamente en 2018, la inmensa mayoría de ellas circularon
en el momento de actividad del yacimiento.
En la campaña de 2016 se recuperaron tres monedas, dos parecían responder a sendos nummi tardíos,
mientras que otra aparentaba ser una moneda del Bajo
Imperio romano (siglo iv dC).
En la campaña de 2018, se utilizó un detector de metales, como herramienta auxiliar durante las excavaciones
arqueológicas y con toda su metodología asociada. Lo
primero que se hizo fue extender y prospectar las terreras
de las campañas anteriores, para comprobar si alguna
pieza metálica había pasado inadvertida en los sondeos
ya abiertos de la excavación, y se confirmó que así era.
Sin embargo, la mayoría de los objetos recuperados eran
monedas de pequeño tamaño, con lo que no resulta difícil
que pasaran inadvertidas, lo que evidenció todavía más el
uso necesario de este tipo de herramientas en campaña.
Además de prospectar las zonas que se estaban excavando y sus terreras, se realizó una batida superficial
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de todo el yacimiento con el detector de metales. En
teriores, y muchas de ellas aparecen muy fragmentadas
diversos puntos se constató la presencia de agujeros
o recortadas, sin que se apreciara siquiera el nombre del
propios de expoliadores, que evidenciaron el grado de
emperador que las acuñó y sin molestarse en que apa-
vulnerabilidad del lugar. Complementando el uso del de-
reciera su busto completo. A pesar de que algunas leyes
tector de metales se georreferenciaron todas las piezas
de los siglos v y vi dC prohibían conservar las piezas de
aparecidas con un GPS topográfico, por lo que se sabe
los siglos anteriores, vemos que estas no son respetadas,
perfectamente el contexto espacial en el que aparecieron
por lo que aparecen además monedas, en teoría, desmo-
estas piezas y, a pesar de que hoy en día las zonas donde
netizadas siglos atrás, como un AE2 de la segunda mitad
aparecieron no estén excavadas, su contexto estratigráfi-
del siglo iv dC. La mayoría de piezas del siglo iv dC están
co podrá recuperarse en un futuro.
acuñadas durante la dinastía constantiniana, y más concretamente, entre los años 325-361 dC. Sorprende el buen
Las monedas de la campaña de 2018
estado general en el que se hallan estas monedas, a pesar
La inmensa mayoría de elementos metálicos recupe-
de encontrarse en contextos más de dos siglos posterio-
rados en València la Vella son monedas, y, aunque estas
res a su acuñación, síntoma de que probablemente mu-
piezas se encuentran en proceso de restauración y estu-
chas eran atesoradas o conservadas con mayor cuidado
dio, es posible adelantar que, de un total de 133 ejempla-
que el numerario posterior. Entre ella destaca la ausen-
res aparecidos, al menos 120 pertenecen a los siglos que
cia de monedas romanas del siglo v dC, más teniendo
van del ii aC al vii dC. Entre ellas se recuperaron cierto nú-
en cuenta de que en Punta de l’Illa de Cullera se docu-
mero de monedas fechables entre los siglos ii aC y iii dC,
mentaron unos seis ejemplares, aunque en un estado de
incluyendo ibéricas y romanas del Alto Imperio, que pu-
conservación bastante precario. Sin embargo, en ambos
dieron haber circulado junto a numerario posterior, ya en
yacimientos hay cierta presencia de moneda vándala,
época visigoda, como evidencian la fragmentación y los
acuñada en África entre los siglos v y vi dC. Diversos ejem-
recortes de algunas zonas de las monedas.
plares con tipologías variadas se recuperaron en València
Sin duda, el siglo iv dC es uno de los que aporta más
la Vella durante la campaña de 2018, entre los que desta-
numerario al asentamiento visigodo de València la Vella.
caron los que presentan en el reverso una victoria o una
Su abundancia no parece responder a un teórico asenta-
cruz rodeada de una corona.
miento previo, sino a su perduración en el numerario de
Curiosamente, las emisiones bizantinas, representa-
la época, desde el siglo iv dC hasta los siglos vi y vii dC.
das solamente por la ceca de Cartago, son las monedas de
Este es un fenómeno constatado en muchos yacimientos,
los siglos vi y vii dC que más aparecen en València la Vella,
no solo peninsulares, sino del Mediterráneo en general.
incluso superando en proporción a los bronces visigodos,
Son monedas de mayor tamaño que las de los siglos pos-
de los que se hablará más adelante. Entre los ejempla-
106 /
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res bizantinos destacan los que hacen referencia al año
de reinado de Justiniano I (539-541 dC), con la leyenda
«VOT XIII» o «VOT XIIII». Además, en un contexto superficial, apareció un conjunto monetario con valor de seis
nummi compuesto por un pentanummium de Justiniano I
de Cartago y otro nummus frustro de los siglos iv y v dC.
Hay toda una serie de monedas de difícil adscripción
que muestran un crismón o un estaurograma en el reverso.
Casi con total certeza son acuñadas en África, pero la autoría todavía está discutida entre los que la asignan al mundo
vándalo o al bizantino. Aunque no es posible determinar
su adscripción, probablemente tanto las monedas de este
Vista interior de la muralla de València la Vella desde la acrópolis.
grupo incierto, como las vándalas y bizantinas, llegan a través del Imperio de Oriente. Pero no es posible distinguir si
sible acceso asociado a la parte superior de las defensas.
llegan al yacimiento visigodo de València la Vella por inte-
Gracias al uso del detector de metales se recuperó una de
racción comercial entre bizantinos y visigodos o si llegan
ellas en estrato arqueológico, se trataba de un tremís vi-
por botín de conquista de estos últimos sobre los primeros.
sigodo de la época de Leovigildo, aunque está acuñado a
El conjunto de moneda visigoda recuperado es in-
nombre del emperador bizantino Justino II (565-578 dC).
teresante debido a su escasez general en el registro ar-
En el anverso presenta un busto esquematizado a dere-
queológico. Su grado de conocimiento experimentó un
cha con cruz en la vestimenta a la altura del pecho y la
aumento después de la publicación del libro de las mo-
leyenda imitativa de Justino II y en el reverso con una vic-
nedas visigodas de cobre publicado por M. Crusafont y los
toria avanzando a derecha, con la imitación de la leyenda
estudios realizados recientemente por B. Mora o R. Pliego,
«VICTORIA AVGVSTORVM». Esta moneda parece indicar
que presentan divergencias en lo que respecta a la auto-
que la fecha fundacional propuesta para València la Vella
ría de estas piezas, con lo que sigue siendo un apartado
en la segunda mitad del siglo vi dC, durante el reinado de
de la investigación del mundo tardío todavía incipiente.
Leovigildo, es la correcta.
Respecto a las monedas visigodas halladas en València la
La otra moneda de oro fue recuperada en la terrera
Vella, hay que diferenciarlas en dos grupos: las monedas
del mismo sector, sin poder asignarle unidad estratigrá-
de oro y las monedas de base de cobre.
fica. Se trata de un tremís falso de época, con interior de
Se recuperaron dos tremises de oro, ambos en la
bronce y forrado con una fina capa de oro. Está acuñado a
zona interior anexa a la muralla y que cuenta con un po-
nombre de Leovigildo y la ceca que consta en la moneda
Las monedas del yacimiento visigodo de València la Vella. Óscar Caldés
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es Toledo. Cronológicamente puede datarse en momen-
gran controversia, y el conjunto recuperado en València
tos posteriores al 584 dC, cuando tuvo lugar la reforma
la Vella trastoca la visión que se tenía de estos ejempla-
emprendida por Leovigildo en la que se fijó la tipología
res. Es necesario comparar el conjunto aparecido en este
del busto de frente, tanto para el anverso como para el
yacimiento con otros de época coetánea para observar
reverso, y que aparecen ambos en esta moneda.
la variedad de proporciones de uno y otro grupo para in-
El otro grupo, la moneda visigoda de bronce, está
tentar obtener datos más claros sobre estas piezas, para
constituida, al menos, por diez ejemplares. Por un lado,
lo que resulta imprescindible la ayuda de un detector de
destaca el grupo del monograma de la «M» en el rever-
metales en excavaciones de los siglos vi y vii dC.
so, con cuatro monedas y atribuido por M. Crusafont a
Emerita, planteamiento bastante discutido por traba-
Conclusiones
jos posteriores, debido a que la mayoría de ejempla-
En estas conclusiones quiero remarcar, de nuevo, la
res han aparecido en la zona sevillana y muy pocos en
importancia de utilizar un detector de metales con toda
Extremadura. Un ejemplar ha aparecido en un vertedero
su metodología asociada como herramienta comple-
fuera de las murallas, en principio datado en el siglo vii
mentaria durante las campañas de excavación. La época
dC. Otro grupo representado es el de la cruz con glóbulos
tardía es una en las que resulta más importante su uso,
en el reverso, del que han aparecido dos ejemplares, uno
debido a que las monedas suelen pesar menos de un gra-
en el mismo contexto de vertedero, asociado a la moneda
mo y medir menos de un centímetro, siendo sumamente
del monograma en «M». Asignadas al grupo de visigodas
difícil recuperar estos elementos durante la excavación
por M. Crusafont, propone Córdoba como ceca, aunque
sin el uso de una criba o aparatos de detección metálica.
recientemente algunos autores han propuesto que se
Para acabar este pequeño avance al estudio de las
pueda tratar de una acuñación bizantina de Málaga. El
monedas de València la Vella, hay algunos rasgos genera-
último grupo es el del busto con cetro en el anverso y mo-
les que merecen la pena ser comentados.
nograma en el reverso, que M. Crusafont data a partir del
Las monedas ibéricas y romanas altoimperiales en
reinado de Wamba (segunda mitad del siglo vii dC), plan-
València la Vella podrían no formar parte de contextos
teamiento apoyado por R. Pliego. M. Crusafont propone
tardíos, ya que al no aparecer ninguna de ellas en estra-
Toledo como ceca para esta tipología. De este grupo han
to, existe la remota posibilidad de que sean fruto de una
aparecido cuatro ejemplares, uno de ellos de nuevo en el
frecuentación de la zona todavía no documentada a ni-
vertedero extramuros, y alguno de ellos con un excepcio-
vel estratigráfico y que podría darse entre los siglos ii aC
nal estado de conservación.
y ii dC. A pesar de que algunas piezas presenten carac-
Los lugares de acuñación, la autoría y la cronología
terísticas que hacen pensar que circularon más de cinco
de estas monedas de cobre es un aspecto que genera
siglos después de su acuñación, como fragmentaciones
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o recortes, sería necesario un estudio más detallado de
estas piezas.
Las monedas del siglo iv dC no presentan dificultades para llegar en abundancia hasta contextos de época
visigoda, como queda atestiguado en multitud de yacimientos de la costa Mediterránea, como es el caso de
Punta de l’Illa de Cullera o la zona de Málaga. A pesar de
que el alto porcentaje de estas piezas está en consonancia con lo esperado para este momento de los siglos vi y
vii dC. existe, a diferencia de los otros yacimientos mencionados, un marcado descenso de emisiones romanas
posteriores a la dinastía constantiniana.
Sin duda, los ejemplares más interesantes por su escasez son los de los siglos v y vii dC. Hemos de interpretar
que en este yacimiento el pequeño porcentaje de moneda vándala aparece debido a que seguramente lo introduzcan los bizantinos en la Península, acompañando a
sus propias producciones, sobre todo las de Justiniano I,
monedas bizantinas estas que son muy abundantes y
superan en número a las visigodas de cobre. Justo estas
pequeñas monedas visigodas representan un interesante
conjunto, debido a su escasez en el registro arqueológico.
Las monedas de oro complementan este sistema visigodo, y ambas, incluida la falsificación de época, remiten a
la segunda mitad del siglo vi aC, cuando probablemente
se construye el asentamiento de València la Vella.
Lo que queda claro es que el yacimiento de València
la Vella es y será referencia para la numismática tardía
del territorium de Valentia, debido a que apenas está ex-
Tremís, forrado de oro, datado en época de Leovigildo
aparecido en València la Vella, en 2018.
cavado y, con seguridad, aparecerán más monedas en
futuras campañas.
Las monedas del yacimiento visigodo de València la Vella. Óscar Caldés
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